La Almendra Chiquitana, árbol endémico del cerrado, al Este de Bolivia, se encuentra ampliamente difundido en su estado natural. La gran demanda internacional por su almendra ha impulsado iniciativas de siembra, sin embargo, el árbol tiene gran regeneración natural. Se muestra la experiencia desarrollada en las comunidades chiquitanas y las formas paso a paso, para manejar los almendros como forma de diseminación natural de áreas de recolección.
El bosque seco chiquitano, extendido en Bolivia, Brasil y Paraguay y miembro de la red de bosques modelos, es una región de transición entre las zonas boscosas y húmedas de la Amazonia y las tierras secas del Chaco boliviano-paraguayo-argentino. En el lado boliviano, los pobladores locales cifran mayoritariamente sus esperanzas de desarrollo en opciones que implican la conversión del bosque a otros usos de suelo. En sus tierras comunitarias (inalienables e indivisibles), las comunidades indígenas practican la agricultura de subsistencia, a veces complementada por cultivos de renta y ganadería extensiva.
Los grandes propietarios practican mayormente la ganadería extensiva, en tierras obtenidas generalmente por compra directa o herencia. También se encuentran comunidades de colonos que practican una actividad agropecuaria orientada al mercado, y numerosas concesiones forestales. Pese a su diversidad y abundancia, los productos forestales no maderables no están identificados como potencial económico y su uso está progresivamente abandonado y olvidado a medida que penetren los productos industrializados en los mercados regionales.
La almendra chiquitana, fruto del árbol endémico Dipteryx alata, tiene un potencial real en el mercado creciente de los frutos secos, nacional e internacional, por sus cualidades nutritivas y organolépticas entre otros. Se esta desarrollando su cadena de explotación en Bolivia, gracias al impulso de la Fundación para la Conservación del Bosque seco Chiquitano (FCBC) que busca demostrar que es factible – social, económica y ecológicamente- la mejora de los ingresos económicos de las poblaciones rurales, con dignidad y equidad, utilizando de manera sostenible sus propios recursos forestales maderables y no maderables.
Desde 2005, un número creciente de comunidades indígenas chiquitanas fueron incentivadas a recoger las frutas de Dipteryx alata en sus tierras y en las propiedades vecinas, para sacar las almendras y venderlas a la asociación de productores Minga que se encarga de su transformación.
Por el momento, la distribución se hace mayormente en el mercado regional. Hay muchas razones de pensar que, con el crecimiento del mercado de la almendra chiquitana, las comunidades indígenas van a orientarse más y más a la plantación de almendros. Dipteryx alata siendo un árbol multipropósito (leguminosa, proporciona forraje en época seca, etc.), su contribución a la conservación y al desarrollo local puede pasar no solo por su explotación al nivel silvestre sino también a través de su difusión en sistemas agroforestales y silvopastoriles. Podría ser la oportunidad de difundir prácticas amigables en la ganadería, sabiendo que los ganaderos privados (quienes tienen un impacto negativo alto y en crecimiento continuo sobre los recursos naturales además de una ocupación territorial considerablemente superior a las comunidades) mostraron bastante interés en modelos de conservación y de plantación de almendros.
Por el momento, el desarrollo del sector de la almendra chiquitana se encuentra con dificultades numerosas, ya sea al nivel de la producción como de la comercialización. Son dificultades típicas de los PFNM tales como el bajo rendimiento y la alta variabilidad de la producción, la pequeñez de las cantidades producidas, la falta de intermediarios, el desconocimiento en el mercado, etc. Estas dificultades justifican la subvención del sector hasta llegar a su sostenibilidad, a través de un apoyo técnico (ej: domesticación de Dipteryx alata), organizacional (ej: creación de centros de acopio), financiero, etc. Además, se necesita un seguimiento del desarrollo de la cadena y su orientación dentro de lo que cabe para asegurarse que se logre el doble objetivo de conservación y de desarrollo socio-económico.