La importancia de proponer sombras al ganado en las praderas radica en el bienestar animal, la mitigación del estrés calórico y la mejora de la productividad ganadera. Proporcionar sombra no solo es un requisito reconocido, sino también exigido por programas de verificación. Los beneficios incluyen la reducción del estrés calórico, la mejora del bienestar animal, la mitigación de impactos negativos en la producción y la promoción de un ambiente más saludable para el ganado.
Económicamente, la sombra en las praderas puede contribuir a un aumento en la productividad ganadera, la calidad de la carne y la leche, así como a la reducción de costos asociados con problemas de salud animal y pérdidas de producción debido al estrés calórico. La integración de árboles en las praderas como sombra y abrigo para el ganado puede ser clave, brindando servicios ecosistémicos adicionales y contribuyendo a la sostenibilidad de los sistemas ganaderos.
En la ganadería existen maneras relativamente sencillas para aumentar la productividad hasta un 20%, una de ellas es la introducción de árboles en las tierras de pastoreo. El ganado gusta de la sombra ya que le proporciona tranquilidad y defensa contra el calor (Bienestar Animal) y se desarrolla mucho más rápido cuando tienen árboles alrededor. Hay estudios que demuestran que, al combinar la ganadería con Sistemas Silvopastoriles, se puede obtener un aumento de entre el 8% al 20% en la producción de carne y leche.
La sombra que producen los árboles mantiene vivos los microorganismos del suelo y los árboles plantados en áreas de pastoreo (práctica “árboles dispersos”) además captan altos volúmenes de dióxido de carbono, que ayudan a disminuir el impacto negativo del Cambio climático, ocasionado por la alta cantidad de Gases de Efecto Invernadero, entre los cuales está el CO2. La sombra es considerada un elemento fundamental para alcanzar el éxito en una ganadería bovina moderna.
Juan B. que esta en contra del desmonte sistemático y ganadero del departamento respira y vive por el tema de la arborización de las fincas ganaderas “Si no sembramos árboles estamos condenados al apocalipsis” Este visionario sostuvo también que arborizar, además de proporcionar belleza al ambiente, contribuye a su mejoramiento porque evita la erosión de los suelos y, al retener el agua, les da bienestar.
Si hace frío, el bovino quema energía, igual que sucede en los humanos, y la sombra de los árboles genera el equilibrio que debe mantener para su bienestar. La sombra es para el ganado confort, le proporciona tranquilidad y defensa contra el calor. Es igualmente beneficiosa para la finca por la producción de biomasa y de materia orgánica.
Sus 4 predios tienen 720 hectáreas y de ellas el 20 % es zona arbórea, un bosque nativo como lo denomina tajibos ,Ochoo ( Hura crepitans) .Igualmente se pueden utilizar como cercas vivas que funcionan a su vez, como un muro de protección contra el viento.
Tiene árboles maderables y forrajeros. El mas rentable y es debido a su rápido crecimiento es la Paulownia ( arbol « Kiri ») que se ha convertido en una de las maderas duras más fiables, garantizado un crecimiento rápido y satisfaciendo así la demanda maderera creciente de todo el mundo y en Bolivia .
Arborización Ideal para el trópico Hura crepitans y Paulownia
Se considera que la sombra beneficia al trópico porque este tiene 365 días con luz solar. El sol, a la vez que es bueno porque produce la fotosíntesis y también energía, destruye los microorganismos del suelo, los hongos y los insectos del suelo. En otras palabras quema el suelo, lo esteriliza. Precisamente los árboles hacen su papel de sombrilla para protegerlo y hacer que los microorganismos (mo) continúen vivos. Estos, mo, a su vez, se comen la materia orgánica y con eso, la mineralizan y se convierten en nutrientes para el mismo suelo. Si una persona está expuesta al sol todo el día, no resiste, igual le sucede a los bovinos. Les produce estrés calórico y no les permite crecer o desarrollarse como debe ser.
Otra ventaja de los árboles es que extraen nutrientes a 10, 15 y 20 metros de profundidad, lo que no hacen las plantas que no tienen raíces largas. Encuentra los minerales en esas profundidades, los saca a sus hojas, estas se caen, los microorganismos se las comen, mineralizan esa materia orgánica y la vuelven apta para que otras plantas las tomen, por ejemplo el pasto.